La persona se subestima y desvaloriza, hasta llega a sentirse inferior a los demás.
José Luis Catalán en su informe “Fobia social y timidez” asegura que “la persona tímida es cautelosa: no se arriesga a equivocarse, a ser rechazada o a resultar inadecuada, y como no practica no avanza, y espera que un día se levantará con la moral alta y resultará segura de sí misma por arte de gracia (y no pasando por los malos tragos y apuros que todos tenemos que traspasar para curarnos de complejos e inseguridades y para resultar hábiles amigos y relacione públicas)”.
En el desarrollo de la timidez cumple un rol fundamental la familia. Luego de investigaciones sobre este tema se pudo constatar que los hijos de padres superprotectores, tienen grandes posibilidades de ser adultos timidos. Por el contrario, los bebés que asistieron a una guardería en los primeros meses de vida resultaron ser adultos más capaces de vencer la timidez que aquellos que permanecieron en casa con sus madres.
Lo importante es que un tímido no va a ser un retraído toda su vida. La timidez se puede superar con terapias o con una actitud de superación propia.
Imagen extraída de: www.ciencia101.com
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