En la actualidad los medios de comunicación son claramente violentos con las mujeres. Un ejemplo de esto son las publicidades en las que son expuestas las mujeres en ropa interior, ofertando posiciones sexuales o prometiendo conceder fantasías masculinas. De todas maneras pareciera que de a poco la igualdad de géneros se va incorporando al lenguaje. Ya es más común escuchar discursos donde se apela a “los niños y las niñas”, “las mujeres y los hombres”, aunque el camino sigue siendo extenso para llegar al reconocimiento total de los derechos de las mujeres.
La Organización Mundial de la Salud expone una estadística que asusta: “al menos una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido maltrato, ha sido forzada a mantener relaciones sexuales o ha padecido algún tipo de abuso a lo largo de su vida, generalmente por parte de alguien conocido”.
Tal vez el origen de esta realidad es la incapacidad de reconocer que nadie es dueño de otra persona, que todos tenemos derecho a ser respetados y valorados, que no hay motivo suficiente para humillar a una mujer, abusar de ella por medio de golpes, palabras o sexualmente.
Hoy, 25 de noviembre, en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, se promueve el reconocimiento mundial de la violencia de género. Se eligió esta fecha con motivo de la conmemoración del asesinato de las tres hermanas Mirabal, activistas políticas de la República Dominicana.
Todos podemos ayudar desde nuestro lugar en la lucha por esta merecida causa. Es un desafío conseguirla en un futuro no muy lejano por nuestras hijas, nuestras madres, nuestras abuelas, nuestras sobrinas, nuestras compañeras, nuestras amigas.










En su sitio de difusión de la campaña se afirma que “los niños, niñas y adolescentes indígenas deben alzar su voz y evitar ese silencio que puede conducirlos a la exclusión. Sus derechos a formular preguntas que los ayuden a construir su destino, están siendo vulnerados en muchas regiones de nuestro país. A esto se agrega la indiferencia, la ignorancia o el abuso de algunos miembros de nuestra sociedad que no permiten que los niños, niñas y adolescentes disfruten de su cultura, usen su propia lengua, profesen y practiquen su religión, tengan acceso a servicios básicos, y en muchos casos sean discriminados o abusados, incluyendo la explotación sexual comercial y el trabajo infantil".
Como muchos de ustedes lo sabrán, UNICEF trabaja por el 