A simple vista, y muchas veces con solo mirar a quien tenemos a nuestro lado, podemos distinguir dos tipos de “jubilados”. Por un lado, quienes esperan el paso de los años en sus casas, mimando nietos, mirando televisión, leyendo… y por el otro, quienes se toman la edad mayor como un elemento de fortaleza, que los dota de ganas de dedicar su tiempo a su crecimiento personal y social.
Este último caso es el de los abuelos que estudian, viajan, trabajan o forman parte de grupos de personas como ellos. Admiro a este tipo de abuelos, que tienen ganas de pasar la vida de esta manera: felices, contentos, con muchas ganas...
Algunos salen a trabajar solidariamente, para ayudar a quienes lo necesitan y a la vez mantenerse en acción. También me encanta cuando veo a grupos de abuelos en una clase de gimnasia, o simplemente verlos caminando por las calles de la ciudad. Mi tio abuelo siempreme dice "hago los crucigramas, para agilizar la mente".
También se observa su amplia presencia en organizaciones sociales. Recuerdo que en el Circulo Trentino de General Roca –al que yo acudía frecuentemente- acudían muchos ancianos. Entre ellos mi abuela Carmen, que era la primera en llevar los vestidos típicos en los desfiles de aniversario de la ciudad.
Otra situación anecdótica es la de mi bisabuela, que a sus 75 años agarraba su casco y su ciclomotor para ir a visitar a sus familiares y amigos.
Más allá de los estudios que existen sobre la mejor calidad de vida que tienen los abuelos activos, tengo la convicción de que esto es así. En épocas de clases me cruzo en los pasillos de la facultad a un grupo de señoras y señores que orgullosos asisten a talleres dictados especialmente para ellos.
Un caso para admirar y destacar es el blog “Viejos las pelotas” al que nunca dejo de leer. Con una simple lectura se notan las ganas que tienen de estudiar y ser cada día mejor. En una de sus notas,
Erlinda Tassano, una de sus escritoras, expresa “soy una adulta mayor que concurre a la universidad para seguir aprendiendo. Quiero comentarles la sensaciòn de orgullo que me invade cuando termina la clase y voy por los pasillos, mezclándome con la juventud de los alumnos. Camino erguida mostrando a los chicos que a pesar de mi edad soy una mas, me abren saludándome con una sonrisa. Tengo compañeras que ya son amigas y nos reunimos a estudiar con dedicación, demostrando el deseo de aprender”. La verdad, recomiendo este blog.“Para tener salud en la jubilación, poca cama, poco plato y mucha suela de zapato”, dice un dicho popular. Quizás esa sea la receta ¿No?
Imagen extraida de: www.eitb24.com
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