4 de septiembre de 2010

Salud sexual: Un tema del que siempre hay que hablar

Hoy, 4 de septiembre, es el día de la salud sexual. Pero ¿Qué es la salud sexual? Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) es “la integración de los elementos somáticos emocionales, intelectuales y sociales del ser sexual, por medios que sean positivamente enriquecedores y que potencien la personalidad, la comunicación, el amor”.

El propósito de este día es fomentar la discusión abierta y respetuosa sobre la sexualidad humana, con el fin de promover la salud sexual y los derechos sexuales de todas las personas.
Son muchas las aristas del tratamiento de este tema: podría escribirles de la prevención de embarazos no deseados, abuso sexual, trata de personas o del sexo como bienestar, visto desde el goce, e interacción con el otro... pero esta vez elegí hablarles sobre los niños.

La familia es la institución principal para que las niñas y los niños sepan y aprendan sobre la sexualidad y el sexo. Es importante que se dejen a un lado los tabues y los prejuicios, para que los más chiquitos aprendan desde temprano a controlar sus vidas y sus relaciones con los demás, como también a cuidarse a sus mismos contra el abuso sexual.

Construir confianza para que se animen a preguntarnos es una de las claves. Para las respuestas la psicopedagoga Laura Collavini aconsejó en un post de su blog: “Contestar lo que preguntan y sólo lo que preguntan en forma clara y concreta. No evitar el tema. Comentarles la funcionalidad de cada órgano en forma concreta y sencilla. Siempre con el objetivo de la procreación. Darle seriedad y respeto. Pueden hacer preguntas por etapas. Evitar mentiras como la cigüeña, el repollo, Paris, etc. Encuadrarlo dentro del encuentro entre dos personas que se aman y cuidan. No exponerlos a imágenes, escenas o conversaciones de sexo que no logran elaborar”.

Podemos partir de algunas preguntas: ¿Qué saben los niños del sexo? ¿Hablamos con ellos en casa o lo que saben lo saben por los medios de comunicación, la escuela o lo que pueden comentar por otros niños? En este sentido hay que tener en cuenta la actual espectacularización del cuerpo y las relaciones con el otro. En televisión pueden observarse un nivel de desinhibición y exposición del cuerpo y el sexo que antes era impensado.

Generalmente en la niñez las dudas provienen del funcionamiento del cuerpo, de las diferencias entre la mujer y el hombre. Quieren conocer para entender.
En el sitio Guía infantil, se enumeraron algunas de las preguntas más frecuentes, y además se sugirieron posibles respuestas:
  1. ¿Por qué soy distinto a mí hermanita?: “A partir de los dos años, y en algunos casos hasta antes, los niños y niñas notarán sus diferencias al buscar conocer sus propios cuerpos. En este caso, lo mejor es decirle que un niño es distinto de una niña y que él no se preocupe porque todos los hombres son distintos de las mujeres. Para un niño pequeño esta respuesta es suficiente”.
  2. ¿De donde nací yo?: “Esta es una pregunta que suelen hacer los niños a partir de los cuatro años de edad. Los niños saben que las frutas vienen del mercado, que las galletas vienen del supermercado, y los juguetes de las tiendas, y por eso quieren saber de donde han venido. En este caso, limítese a decir que él vino de los papás”.
  3. ¿Por qué los niños hacen pis de pie y las niñas sentadas?: “Es lo mismo que preguntar el por qué los niños cambian el pañal por los calzoncillos y las niñas por las braguitas. No hay mucho qué explicar. Explique el concepto de la diferencia. Que los niños y las niñas son distintos físicamente y que también se difieren en la forma de vestir. Las niñas llevan vestido, y los niños llevan más pantalones, entre otras cosas”.
  4. ¿Cómo salí de dentro de su barriga?: “Dependiendo de la edad que tenga el niño, la respuesta debe ser dada de una forma más o menos clara. Si el niño es muy pequeño, limítese a decir que él salió de la barriga y nada más. Pero si con eso el niño no se siente satisfecho y notas que puede entender porque ya es un poco mayor, dile que él salió por uno de los tres agujeritos que tienen las mujeres. Uno es para salir la caquita, el otro para orinar, y el otro para salir el bebé. Con eso, seguramente, el niño se sentirá satisfecho y no te preguntará nada más”.

Para el cierre guardé este fragmento que escribió Collavini, que para mí puede ser un punto de partida para el tratamiento del tema: “Limitar la sexualidad a los órganos genitales es encasillarla. Dejarla en un lugar de chabacanería o pornografía. ¿Qué es la sexualidad? La sexualidad no encierra solamente las actividades y el placer dependientes del funcionamiento del aparato genital, sino a toda una serie de actividades y excitaciones existentes desde la infancia, que producen un placer que no puede reducirse a la satisfacción de una necesidad fisiológica fundamental (respiración, hambre, función excretora, etc.) y que se encuentran también a título de componentes a la forma llamada normal del amor sexual”.