30 de agosto de 2010

Moldes de moda no siempre son moldes de figura

Cuando la vendedora me dijo “entonces buscas uno muy grande” me puse a pensar: no buscaba un talle exagerado, ni nada extravagante, busco algo acorde al tamaño de la persona que lo va a usar.

Y si, cuando uno trata de encontrar los famosos “talles especiales”, y con eso me refiero a tamaños grandes, hay que andar predispuesto y con ganas de recorrer, ya que parece que “las gorditas” (como solieron calificar a las personas con sobre peso en alguna oportunidad en un local) no tienen demasiadas opciones para elegir.

Incluso en los percheros llenos de ropa, mejor no guiarse para buscar lo que indica la etiqueta, ya que la mayoría de las veces señalan “XL” y cuando nos detenemos a comparar las prendas apenas alcanzan un tamaño mediano.

También cuestiono esto de denominarlos “talles especiales”, porque si justamente no se consiguen prendas de los talles más grandes, entonces significa que no hay nada de “especial”, sino una búsqueda que más de una vez suena “atípica” ante los pedidos.

En la mayoría de los negocios, al preguntar por talles grandes muestran como exagerado un 5 o un 6. Cuando uno insiste en que necesita algo todavía mas grande, las respuestas no varían demasiado: “trabajamos solo hasta este talle” o “la fábrica no nos mandan grandes”… O lo que es mucho peor, una vez me contestaron: “te digo la verdad, no traemos porque no es lo que más sale, y se pasa la temporada y nos queda la mercadería”.

Es de entender que seguramente son los menos los que compran ropa grande, pero ¿por eso van a dejar de venderla? ¿Qué hace esta gente?
Que en realidad no es tan poca, sino que el grupo más delimitado es el de las personas 90-60-90, esos si que son los menos, pero encuentran que ponerse con facilidad, ya que responden al estereotipo aceptado por la sociedad.

Una mujer o un hombre, ya sea niño o adulto, con sobrepeso o sin, precisa ropa y tiene derecho a elegir entre precios, marcas, estilos, colores y diseños… y no estar limitado a lo escaso que el mercado fabrica para ellos. Me parece que acá se esta dejando de lado la necesidad de un sector de la población que tiene derecho a elegir que prenda ponerse, en vez de optar por comprar entre las pocas opciones disponibles.

Este post no pretendió ser una bola de quejas, sino una crítica a la sociedad en que vivimos, donde en teoría todos tenemos los mismos derechos, ¿no?.

23 de agosto de 2010

Porque su trabajo merece un reconocimiento

Como se realiza año a año, el municipio de Roca entrega reconocimientos a instituciones y vecinos destacados por su aporte a la localidad, en el marco de los festejos del aniversario de la ciudad, que se celebra el 1° de septiembre de cada año.


Hoy recibí la grata noticia de que en esta oportunidad será reconocida Nilda Martinangeli, la vicepresidenta de la Fundación Ninquihue, por su trabajo desarrollado en dicha institución con los niños en situación de calle.

“Este momento no tendría sentido si dejara de reconocer que es el fruto de mucho trabajo y de muchas personas, que me acompañaron en todo este tiempo, por eso hoy creo que llevo el compromiso de representar a cada uno de ustedes y a la hermosa tarea de la Fundación Ninquihue”, manifestó Nilda.

Anteriormente les había contado que Ninquihue es un hogar que funciona desde 1994, aunque dos años después se haya instalado en el lugar donde hoy lo conocemos.


Trabaja con niños de entre 6 y 14 años, con el objetivo principal de combatir el trabajo infantil y la exposición de ellos a los peligros de “la calle”.


Al establecimiento acuden los niños en contraturno, porque funciona como un complemento de sus estudios, ya que la escolarización es condición para asistir.


Se les brinda contención, se les dictan talleres y además apoyo escolar. También se les ofrece higiene, comida y educación para cambios de hábitos.


Como lo dice su lema “Entre todos podemos hacer que la calle solo sea para estos chicos y chicas, un espacio que se cruza para llegar a un destino deseado”.


¡Felicitaciones Nilda por tu trabajo!

6 de agosto de 2010

Por un mayor respeto, atención y cariño a los ancianos

Disfrutar de la vejez. ¿Que bueno sería no? Mantenerse físicamente activo, alimentarse saludablemente, estar integrado socialmente, sentirse útil, tener una jubilación acorde a lo necesario para vivir… cosas que parecen tan simples, pero que muchos de los ancianos no tienen.
En la actualidad, más de la mitad de los ancianos es victima de situación de abandono por parte de sus familias. ¿Qué significa eso? No a todos los abuelos, pero sí a un gran número de ellos no les controlan la medicación, no los contienen, miman ni escuchan, o mucho peor, son víctimas de la violencia física, psicológica y verbal.
De a poco sienten que ya no ocupan el mismo sitio, pierden su protagonismo, su poder físico, intelectual, sexual, económico, laboral. Incluso su vida transcurre en el limitado entorno del barrio o simplemente se reduce al espacio de sus casas.

Está comprobado que los ancianos que mantienen su vida social tienen una mejor calidad de vida. Basta con que cada uno busque entre sus conocidos un ejemplo cercano de algún abuelo que se mantiene ocupado con actividades -como algún deporte, paseos con amigos, curso de manualidades, va a la escuela primaria o incluso la universidad- y lo compare con aquel abuelo que pasa sus días viendo televisión, limpiando su casa, jugando a las cartas…

Es fundamental para su bienestar que encuentren espacios donde compartir con otras personas, ya que evitar el aislamiento y mantenerse en actividad hace mejorar su calidad de vida. Y también es muy importante tratar a los ancianos con respeto, demostrarles cariño, prestarles atención ayuda enormemente a su integración en la sociedad.

En una nota del sitio Perspectiva ciudadana se postulan tres principios fundamentales al relacionarnos con adultos mayores:
  • Respeto: “a su momento psicofísico, a su ritmo propio, a sus valores y concepciones, a sus comportamientos, a sus deseos y querencias, a su propia organización de la vida. Ello no implica estar de acuerdo siempre con ellos cosas y habría que distinguir dónde está la frontera entre lo que estos desencuentros afectan a la vida de los no mayores. El consenso es la fórmula más deseable. De todos modos, los mayores tienen derecho a elegir cómo quieren vivir, porque inmiscuirnos e imponer nuestros criterios equivale a un abuso de poder y a una falta de respeto a su libertad”.

  • Atención: “será siempre desde una escucha abierta, positiva y sin juicios de valor ni prejuicios. Esta atención lleva implícita la dedicación de un cierto tiempo para escuchar cómo está esa persona mayor, cómo vive, qué quiere, qué le gusta, cómo percibe sus recuerdos y experiencias. Esta actitud es muy diferente a la de "oír las batallitas del abuelo". La escucha de la que hablamos es humana y está teñida de aprecio, consideración, cercanía y acompañamiento”.

  • Cariño: “debemos proporcionárselo a los mayores en grandes dosis, porque en esta edad se valora más que nunca el afecto, la sensibilidad que dejamos escapar a menudo por la servidumbre que mostramos ante la seriedad, el trabajo, el sagrado concepto del deber, los prejuicios, la timidez y la vergüenza. Pero no nos referimos a un cariño ensimismado o ñoño, sino más bien a ese cariño que se trasmite a través de ese interés por lo que les ocurre a nuestros mayores, por el respeto, la escucha, ese tiempo de dedicación... y que se traduce en nuestros gestos, nuestra mirada, nuestro tono cálido a la hora de dirigirnos a ellos. Y también, por qué no, el cariño manifestado mediante la caricia: esa mano que se posa, que presiona, que agarra, ese abrazo que funde la distancia y ese beso que hace sentir que no se está solo y que se es querido y valorado”.

Las personas de la tercera edad tienen derecho a vivir con dignidad, tener independencia, contar con seguridad y apoyo jurídico, a la autorrealización y la participación.

Es un camino un poco difícil, pero no imposible de transitar. Si me parece que hay que partir desde abajo, desde esas concepciones falsas que se crean en torno a lo que significa envejecer. Un claro ejemplo de ello son las cremas anti-age. Las arrugas no creo que sean marcas que debemos ocultar, sino son el simbolo que nos dejó el paso del tiempo, por simplemente ser humanos.

“Una vez más, la publicidad nos ofrece la posibilidad de pensar la cultura al hacer inteligible sugerencias de detención, retraso u ocultación de un proceso corporal tan ineluctable como es el envejecimiento” escribió Eugenia Tarzibachi en una nota del suplemento Las 12.

Las personas mayores no son un estorbo. Es importante recordar que nos necesitan a su lado, de nuestra compañía y comprensión para estar bien.

Imágen extraída de: http://bit.ly/bLYuEP